En la instalación de ascensores es imperativo el cumplimento de la normativa vigente. La seguridad y tranquilidad de los usuarios es lo más importante y para hacerlo hay que tener en cuenta algunos aspectos fundamentales: utilizar materiales de primera calidad, formación continua de operarios, y cumplir las leyes y disposiciones encargadas de su regulación.
Una de las cuestiones que se abordan con frecuencia es la velocidad. Ahora bien, ¿cuál es la velocidad mínima y máxima a la que debe ir un ascensor? ¿Qué elementos lo integran para garantizar la protección de las personas que lo utilizan?
El mundo se transforma, al igual que sucede con los ascensores
El ascensor convencional presta un servicio excepcional, salvar grandes alturas en todo tipo de edificios. En el mercado existen diseños personalizados y las empresas encargadas de su construcción e instalación cuentan con un departamento de I+D+i para aportar soluciones prácticas y versátiles, como es el caso de Excelsior.
La idea es ofrecer el producto más adecuado en base a las necesidades reales del entorno donde será instalado. En estos casos, la velocidad que aporta el ascensor es una característica clave para llegar al piso en pocos segundos de forma cómoda y sin esfuerzo.
Los ascensores actuales cubren todo tipo de exigencias, de ahí que existan diferentes diseños, y en la gama estándar, su velocidad puede ir desde los 20 centímetros por segundo hasta 1 metro por segundo como estándares, pudiendo alcanzar más velocidad en recorridos amplios.
No cabe duda de que las necesidades de la vivienda van en aumento. Además, la instalación de un ascensor implica mejoras en el inmueble, aumentando su valor. Y es que estos aparatos se adaptan perfectamente al estilo del edificio, mejorando significativamente la accesibilidad y calidad de vida de sus residentes.
En Excelsior realizamos instalaciones en toda clase de edificios que carecen de ascensor. Las posibilidades de instalación son múltiples (fachadas, patios o huecos de escaleras) y garantizamos la máxima calidad y seguridad al cumplir con la normativa legal.
¿Qué elementos se encargan de controlar la velocidad?
Una de las piezas imprescindibles que componen su mecanismo es el sistema de paracaídas. Este elemento sirve para evitar que el ascensor se descontrole y descienda a una velocidad irregular. Este sistema puede situarse en la parte superior o inferior del elevador y su instalación resulta fundamental para evitar posibles accidentes.
Por otro lado está el limitador de velocidad, el sistema encargado de activar el paracaídas, que además detiene la cabina cuando la velocidad supera el margen establecido.
Los amortiguadores son otro de los componentes clave que controlan la velocidad. Actúa cuando el ascensor aumenta la velocidad sin sobrepasar el límite, para evitar un parón seco y brusco.
Actualmente, los ascensores más comunes en el mercado son eléctricos e hidráulicos. Pese a que existen algunos detalles en su funcionamiento que los diferencian, las partes que conforman su sistema mecánico son prácticamente iguales.
¿Y qué hay de los ascensores de velocidad reducida?
Los elevadores de velocidad reducida son la solución más práctica para frenar las barreras arquitectónicas en viviendas unifamiliares de pocos pisos. Se trata de una opción económica, capaz de adaptarse fácilmente a cualquier espacio, que cuenta con menos requisitos de obra que un ascensor convencional.
Cuando hablamos de este tipo de ascensor, hacemos referencia a un tipo de elevador que puede desplazarse a 15 centímetros por segundo como máximo. Salvo el detalle de la velocidad, su mecanismo es muy similar al estándar al compartir gran parte de sus elementos y componentes, además de sus sistemas de seguridad.
Se puede pensar que su velocidad inferior es una desventaja, pero lo cierto es que sus características lo convierten en el elevador idóneo para hacer de él un uso particular. Además, hay que destacar su bajo consumo, muy parecido al de algunos electrodomésticos.
Los primeros ascensores que se idearon eran rudimentarios. Por suerte, la tecnología del ascensor no ha hecho otra cosa que evolucionar hasta obtener los resultados óptimos del presente. ¿Su propósito? Mejorar la experiencia del usuario, al tiempo que mejoramos su seguridad y fiabilidad.
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