A la hora de hablar de accesibilidad, principalmente en comunidades de vecinos, suele salir a relucir la necesidad de bajar el ascensor a cota cero. Ahora bien, es lógico que esta solución genere varias dudas: ¿Qué significa realmente? ¿Por qué resulta tan importante? ¿Es obligatorio hacer esta obra? ¿Quién debe asumir el coste?
¿Qué es bajar a cota cero un ascensor?
Bajar a cota cero un ascensor significa llevarlo a pie de calle. La idea es eliminar los escalones que nos encontramos desde la entrada del edificio hasta el ascensor para acceder a él más fácilmente.
El fin, por tanto, es acabar con cualquier obstáculo de nivel que impida acceder al ascensor con absoluta normalidad. Sin duda, la mejor solución para alcanzar una accesibilidad total e impedir que esta barrera arquitectónica dificulte el día a día de personas de avanzada edad, discapacitadas o familias con niños pequeños.
Al final, lo más práctico y recomendable es llevar el ascensor a cota cero o bien optar por alguna otra alternativa funcional como una rampa o una plataforma salvaescaleras.
¿Por qué en algunos casos es imprescindible?
La accesibilidad está sujeta a un reto constante. Hace algunos años, en la instalación de ascensores se omitían ciertos detalles que hoy resultan impensables. De ese modo, en la rehabilitación de entradas cabe destacar la posibilidad de añadir una rampa o bajar el ascensor a cota cero.
La Ley de Propiedad Horizontal contempla la eliminación de aquellas barreras arquitectónicas que impidan la autonomía de personas discapacitadas o con movilidad reducida. De esa forma, la comunidad tiene el deber de dotar de accesibilidad sus zonas comunes.
Llevar el ascensor a pie de calle es fundamental para ganar en comodidad e independencia, principalmente cuando se trata de colectivos que precisan espacios de fácil acceso.
¿En qué consisten las obras de cota cero?
La bajada de un ascensor a cota cero requiere un estudio previo para valorar el proyecto y comenzar cuanto antes la obra en cuestión. Básicamente se resume en las siguientes etapas:
- Valorar la estructura del edificio y el espacio disponible.
- Estudiar el proyecto y hacer un presupuesto de acuerdo a las necesidades del edificio y de sus inquilinos.
- Obras de acondicionamiento para mejorar las condiciones de habitabilidad. El uso del ascensor quedará prohibido hasta que estén concluidas para garantizar la fiabilidad del ascensor y seguridad de los inquilinos.
¿Es obligatorio?
Que existan escalones de por medio no facilita el acceso a una vivienda. Pese a contar con un ascensor o elevador, las personas con movilidad reducida seguirán enfrentándose a una barrera que impedirá su completa funcionalidad.
La ley establece la obligatoriedad de acondicionar inmuebles para facilitar la accesibilidad total a discapacitados y mayores de 70 años. De esa forma, bajar el ascensor a cota cero se convierte en algo obligatorio sin necesidad de que exista un acuerdo previo por parte de la junta de propietarios, siempre y cuando sea posible, en caso contrario deberán instalarse otras otras alternativas viables como la instalación de una rampa, un salvaescaleras, etc.
Matizando aún más, la obra tomará carácter de obligatorio si el coste no supera las 12 mensualidades ordinarias de los gastos comunes de la comunidad, una vez se han deducido las ayudas públicas o subvenciones. Si la cantidad es mayor, los interesados podrán asumir el importe restante. Los propietarios harán frente al pago conforme a su cuota de participación o en función de lo que se determine en junta.
Hay que entender este tipo de obras, no ya como la imposición de una ley que hay que cumplir, sino como un aspecto social y humano a valorar. De hecho, en muchas comunidades de vecinos se ha impuesto como una necesidad que debe ser satisfecha por el bien de todos sus residentes.
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