Todos los ciudadanos deberían poder moverse con plena autonomía, independientemente de su situación y condición física. Actualmente, la accesibilidad se encuentra regulada por ley y todo edificio debería contemplar los requisitos arquitectónicos a su alcance para cumplirla.
Desgraciadamente, aún queda mucho por hacer. Hoy por hoy, las barreras arquitectónicas siguen apareciendo como obstáculos infranqueables que dificultan la independencia a personas mayores o discapacitados. Su eliminación, tal y como así marca la legislación española, es algo prioritario en todos aquellos espacios comunes de uso público y privado.
Tipos de barreras arquitectónicas
Los edificios que están por construir deberán cumplir con el acceso de las personas con discapacidad y contar con una serie de condiciones mínimas para suprimir las barreras arquitectónicas. De esa forma, gracias a la normativa vigente, se previene cualquier tipo de dificultad en materia de accesibilidad.
Ahora bien, ¿qué sucede con los edificios ya construidos? Muchas viviendas presentan diferentes tipos de barreras arquitectónicas que es necesario analizar para incluir ciertas mejoras. La idea es adoptar soluciones para que las personas con ciertas dificultades de movilidad puedan desenvolverse en su vida cotidiana.
En las comunidades de edificios solemos toparnos con múltiples problemas de accesibilidad. De hecho, es frecuente encontrarse con escalones situados entre la acera y el portal, o incluso con escalones intermedios en un espacio de acceso obligado. Normalmente, el ascensor no cubre éstos obstáculos, pues suele situarse inmediatamente después.
El interior de una comunidad de vecinos puede no estar preparado para que una silla de ruedas maniobre con libertad, sin que pueda hacer un recorrido completo o un giro. Además, en ocasiones nos encontramos con diseños deficientes e inestables de rampas que siguen dificultando la accesibilidad al interior del edificio.
La instalación de un ascensor puede subsanar parte de estos problemas, pero a veces tiene lugar tras la presencia de una barrera u obstáculo no corregido. Este es un fallo muy grande, pues no habremos acabado con las limitaciones arquitectónicas en su totalidad.
¿Cómo superar las barreras arquitectónicas?
Para que un edificio o comunidad de vecinos cumpla con todos los condicionantes de accesibilidad, existen diversas soluciones a tener en cuenta. Una vez se ha diagnosticado el problema, es el momento de ponerle freno para que cualquier persona con movilidad reducida pueda acceder a su vivienda.
Estos recursos cumplen con la normativa que regula este tipo de instalaciones. La implantación de un sistema u otro dependerá de las circunstancias y condiciones del edificio, siendo estos los elementos que ofrecen respuestas más efectivas:
- Las plataformas salvaescaleras inclinadas, ya sean rectas o curvas, pueden llevar a cabo recorridos con diferente inclinación. Su instalación en la base de la escalera no requiere ningún tipo de obra auxiliar.
- Las plataformas salvaescaleras verticales son soluciones precisas, elegantes y cómodas que salvaguardan esos temidos peldaños situados en la entrada. Son perfectas para superar las barreras arquitectónicas de minusválidos y personas mayores con movilidad reducida y están siempre listas para su uso.
- La instalación de un ascensor puede solicitarse en comunidades donde vivan, trabajen o presten servicio mayores de 70 años y personas con discapacidad. Los ascensores alcanzan mayor velocidad que los elevadores, acogen mayor número de usuarios y es posible bajarlos a nivel de calle (COTA 0).
- Las rampas ocultas automáticas son soluciones sencillas e innovadoras que pueden salvar uno o dos escalones sin modificar ni cambiar la apariencia del portal.
- Las sillas salvaescaleras son idóneas para superar barreras arquitectónicas en aquellos espacios donde no es posible llevar a cabo otra instalación. Existen diferentes clases entre sillas curvas, rectas y para piscina, ocupando todas ellas un espacio mínimo.