Lograr la accesibilidad universal es un reto de la sociedad para alcanzar la no discriminación y la igualdad de oportunidades universal de las personas con movilidad reducida. También es una herramienta para dar apoyo a las personas mayores, algo que cada vez cobra mayor importancia dado el envejecimiento paulatino de la población española.
Las barreras arquitectónicas están presentes tanto en el interior de la vivienda, como en el portal de acceso, en edificios e instalaciones públicas, en medios de transporte y en el entorno en general (calles, aceras, parques, etc.). Por ello es de vital importancia el compromiso de las comunidades de propietarios para adaptarse a la normativa y facilitar la vida diaria a todas las personas por igual, así como el de las administraciones implicadas.
Instalar un ascensor en una comunidad de propietarios
La instalación de ascensores en los edificios de viviendas es un requisito imprescindible en las nuevas construcciones. En el resto, y desde el 4 de diciembre de 2017 es obligatorio contar con ascensor en las fincas en las que la mayoría de propietarios así lo decida. También será imperativo en aquellos edificios en los que habite, trabaje o preste servicios de voluntariado una persona con discapacidad o una persona mayor de 70 años.
El ascensor es el sistema de accesibilidad más utilizado. Además de para facilitar la movilidad de personas en silla de ruedas, personas mayores y aquellas que tengan movilidad reducida, hay que tener en cuenta que su instalación supone una revalorización de las viviendas que puede alcanzar el 40%. Resulta, por tanto, una inversión muy rentable que facilitará la venta y que siempre redunda en el confort de sus usuarios.
La versatilidad de esta solución de accesibilidad permite instalar ascensores en casi todos los edificios. Es posible, incluso, en los más antiguos, que disponen de poco espacio o ningún hueco en la escalera, y además hacerlo desde cota cero. De hecho, cuando no hay más alternativas se puede colocar un ascensor exterior. También es posible utilizar el patio de luces o reconstruir la escalera. Hay modelos eléctricos que se ajustan a espacios muy reducidos y que necesitan un foso mínimo. Son los indicados para rehabilitaciones, puesto que además no necesitan cuarto de máquinas. Por otro lado, su uso es particularmente cómodo, realizando paradas suaves y precisas, sin vibraciones ni movimientos bruscos como puede suceder en algunos modelos hidráulicos.
Además, las distintas administraciones, para fomentar la adaptación a la normativa, facilitan periódicamente ayudas y subvenciones para la instalación de ascensor en comunidades de propietarios.
Los ascensores permiten que las personas con movilidad reducida accedan de forma autónoma a su propia vivienda, de forma rápida y segura. Como es una inversión considerable es posible que a la comunidad de propietarios le cueste llegar a un acuerdo, sin el que no es posible instalar el ascensor. Pero, sin duda, es una obra que merece la pena para todos los propietarios y que no solo incumbe a las personas con discapacidad. Todos, en cualquier momento, podemos necesitar ayuda para salvar barreras arquitectónicas, por lo que la solidaridad y la empatía son fundamentales.